viernes, 9 de septiembre de 2011

La trayectoria artística de Abd Víctor Parte 5

En 1982 ilustra la portada de un libro de Encarnación Ferré, "Cartas de desamor" (11) y en 1982 realiza dos exposiciones en Zaragoza: en la desaparecida Sala de Aragón, del Banco de Vizcaya (febrero), y en la Facultad de Filosofía y Letras (abril).

Sobre la primera escribió Antonio Fernández Molina, una de las personas que más ayudaron al joven pintor sirio a vincularlo al medio artístico zaragozano y sobre el que escribió una monografía (12).

De su exposición en la sala Aragón, formada por 17 pinturas, entre ellas una de gran formato (360 po 90) señalaba Fernández Molina que aunque Víctor "esté bien impuesto en la cultura plástica occidental", su colorido, sus temas y su composición "tiene rasgos de la cultura en que naciera". Hace referencia a lo que Mario Angel Madorrán señalara en el texto del catálogo, sus "visiones alveolares", su " sugerente atmósfera mágica".

Para el crítico "su curiosa composición es bastante insólita en el arte europeo", aunque señala algunas coincidencias con "El baño turco" de Ingres, ciertas acuarelas de Paul Klee y algunas tintas de Nieva. Y afirma: "La atmósfera de sus telas, donde aparece reiteredamente el desnudo femenino en espacios cerrados, aunque sean temáticamente abiertos, trasmite una sensación opresiva a lo que coopera con eficacia la intensidad de sus colores frios y el formato cuadrado de sus telas". Y hace mención especial de uno de sus cuadros, "Batalla eterna" (que se reproduce en la crítica), la pieza de gran formato, formada por cuatro telas colocadas longitudinalmente, de gran intensidad expresiva, con mucho movimiento, de sugerencias también picassianas, que "muestra sus importantes aptitudes para la pintura mural", según Fernández Molina (13).

Esa reigambre picassiana será destacada por Mercedes Marina (14), así como el sentido del volumen que Abd sabe imponer a su pintura: "Sus figuras se unen con un sentido escultórico bien entendido. Usa colores planos, sin apenas claroscuros ni modelados. Busca la tercera dimensión superponiendo planos sucesivos. Los fondos también se descomponen a la manera de los cubistas". E insiste en el sentido escultórico: "Sus figuras parecen diseñadas para un monumento. Recuerdan a los grandes frisos. No por ello el conjunto deja de poseer ritmo y movimiento. Piernas, brazos y busto se entrelazan para marcar la tensión de lalucha o de la danza, mientras rostros de ojos enormes miran sin expresión como ídolos. Máscaras exóticas permanecen impasibles".

Y subraya que toda la obra tiene un sustrato gráfico. La propia Mercedes Marina, en su crítica a la exposición de la Facultad de Letras (15), insistirá en la raigambre picassiana (palomas, cabeza de caballo) y cubista ("distorsión y rompimiento de las formas para recomponerlas a su vez en una nueva creación) de su pintura, a la vez que resalta la raiz oriental de su obra, en la imaginación y el horror al vacío que plantean sus composiciones ("el vértigo de los miembros dispersos imitan el girar de una rueda"). Destaca asimismo su afición a la monocromía, e insiste en el modelo del friso y el sentido gráfico de su arte. ....

Notas:

11) Editorial Poemas, Zaragoza, 1982.

12) Abd Víctor. Arte Español Contemporáneo, 66. Madrid, Editorial Fernán-Gómez, 1990. Ed. bilingüe, español-inglés.

13) "Un acento distinto". El Día, Períodico Aragonés Independiente. 4-II-1983.

14) Heraldo de Aragón, 6-II-1983

15) Ibidem., 1-V-1983.

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